
La fructosa se encuentra principalmente en las frutas y los jugos de frutas.
Dado que la fructosa pura en grandes cantidades se absorbe mal en el intestino, estos síntomas suelen mejorar si se evitan los alimentos con alto contenido de fructosa o si se consumen solo en pequeñas cantidades.
Muchas personas desarrollan instintivamente una aversión a los alimentos muy ricos en fructosa.
Cuando la fructosa se consume en pequeñas cantidades y en combinación con glucosa (= azúcar de uva), su absorción en el intestino suele mejorar y se presentan menos molestias.
Sin embargo, el sorbitol (E420), presente en ciertas frutas, productos para diabéticos y algunos dulces sin azúcar (caramelos, chicles), dificulta la absorción de la fructosa y, por lo tanto, agrava los síntomas.
Otros edulcorantes como el manitol (E421), el isomalt (E953), el xilitol (E967) y el maltitol (E965), que se encuentran en chicles y caramelos, tienen un efecto similarmente desfavorable al del sorbitol.
En los últimos tiempos, los fructooligosacáridos y la inulina se han añadido con mayor frecuencia a alimentos probióticos como los yogures.